El medio digital ha impuesto algunas condiciones y resultado en transformaciones en los modos de leer y escribir. La brevedad impuesta por los espacios reducidos, la hiperabundancia de información y la velocidad de la transmisión de información, han derivado en la llamada escritura ideofonemática.
Es una escritura de contextos
privados, entendida
como la adaptación de la escritura convencional a los teclados. Ésta constituye
uno de los puntos de ruptura con las generaciones anteriores que más
han sido desdeñados como acto vandálico o transgresión, por
múltiples razones.
Consiste en diversos recursos como la
omisión de vocales, la reducción de grupos consonánticos, signos
de puntuación o diéresis, la proliferación
de abreviaciones, la utilización del valor fonético de cifras y
símbolos (“cansa2”),
o la expresión de la
intensidad (“estás?????”)
o las emociones (“:)”)
a través de diversas técnicas que
imprimen rasgos de oralidad.
Su utilización, pese a todo, está fuertemente contextualizada, pues
varía para el mismo interlocutor en distintas situaciones. Y lo que
es más, los jóvenes que utilizan más profusamente la escritura
ideofonemática en contextos privados, obtienen mejores notas en los tests de competencia lectora, lo que sugiere es que
ésta
consiste en una simple maniobra de adaptación al medio.
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